Power Drive
Innovadora y potente transmisión.
La innovadora transmisión Power Drive es una transmisión hidrostática (370) continua o un motor de cilindrada variable hidrostático (255) que alcanza mayores fuerzas de tracción y velocidades de marcha que las soluciones existentes hasta la fecha, manteniendo al mismo tiempo todas las ventajas de las mismas en cuanto a dimensiones compactas, eficiencia energética y confort para el operador. Estos accionamientos de traslación especiales de Weidemann se instalan en las máquinas de la serie 90 y en las cargadoras telescópicas grandes.
Antecedentes técnicos:
PowerDrive 370: Se implementó una transmisión hidrostática progresiva de alto rendimiento mediante un motor de eje oblicuo con un rango de ajuste de gran ángulo de 45° y volúmenes variables de alrededor de 370 cm³ (serie 90). Además, el accionamiento de traslación Power Drive destaca por su diseño sumamente compacto. Para ello, el motor hidráulico y la transmisión están combinados en una carcasa muy compacta que permite la transmisión de potencia de hasta 130 kW. La aplicación de una potencia tan alta con una transmisión hidrostática clásica (estructura de 1 motor) es un avance único que solo es posible gracias a nuestra transmisión Power Drive.
PowerDrive 255: Se implementó un motor de cilindrada variable hidrostático y progresivo de alto rendimiento mediante un motor de eje oblicuo con un rango de ajuste de gran ángulo de 36° y volúmenes variables de alrededor de 255 cm³ (cargadoras telescópicas). Además, este accionamiento de traslación Power Drive destaca por su diseño sumamente compacto. Esto se consigue mediante un rango de conversión más amplio en la unidad de ajuste, que permite la transmisión de una potencia de hasta 110 kW.
Otra ventaja se debe a la eficiencia energética del sistema de 1 motor. Dado que no es necesario ningún proceso de cambio de marchas en la transmisión ni en un segundo motor hidráulico, es posible prescindir por completo de embragues y otros dispositivos de conmutación. De ese modo no se pierde fuerza de arrastre al abrir el embrague ni al mantener un motor hidráulico girando. Además de mejorar la eficiencia, tiene efectos positivos en cuanto a solidez, mantenimiento y coste de la transmisión.