Weidemann, en el Festhallenreitturnier de Fráncfort
La escena hípica puso el broche de oro en el salón de conciertos de Fráncfort.
Lo más granado de la escena hípica alemana e internacional se dio cita a final de año en un punto de encuentro habitual para grandes conciertos, espectáculos y galas. El salón de conciertos (Festhalle) de Fráncfort es una parte de la Feria de Fráncfort y se usa durante todo el año para diversos eventos. El Festhallenreitturnier se viene celebrando durante los años 70 en el histórico y centenario salón de conciertos. En 2012 la empresa Paul Schockemöhle Marketing GmbH se empezó a hacer cargo de la organización. Además de un plantel de primer nivel, el evento reúne alrededor de 100 expositores a lo largo de unos 8.000 m² de exposición. Los patrocinadores son el presidente del Gobierno de la región de Hesse, Volker Bouffier, y el primer alcalde de Fráncfort, Peter Feldmann.
Unos días antes de Navidad y antes de que los jinetes lleguen con sus caballos, el salón de conciertos de Fráncfort debe ser lógicamente acondicionado con las condiciones necesarias para albergar este evento cargado de tradición. Para ello los organizadores disponen de tan solo tres días. Para poder instalar los establos para los caballos, distribuir la arena por la pista y engalanar la sala de eventos en tan poco tiempo, los organizadores necesitan la ayuda de máquinas. Y en 2015 esta ayuda vino de la mano de Weidemann. «Estamos encantados de disponer de máquinas de Weidemann», explica Alexander Durban, de Paul Schockemöhle Marketing GmbH. Los cuatro cargadores, de 1880 hasta 5080 toneladas, facilitan mucho el trabajo de los colaboradores. En concreto su manejabilidad fue especialmente útil. «Cuando organizamos el Festhallenreitturnier de Fráncfort, todo el equipo debe estar presente», indica Durban, «todo el equipo pierde el miedo a las enormes Weidemann, puesto que su manejo autoexplicativo les resulta incluso divertido». Los cargadores se utilizaron tanto para la descarga de camiones como para el transporte de distintos equipos. Así se transportaron, p.ej., los obstáculos y la pista para la doma o el extenso equipo de los deportistas y caballos hasta los establos. «Y al final, lógicamente, hay que desmontarlo todo otra vez», dice el organizador. Muchos de los trabajos requieren una gran altura de elevación: bien sea para colgar vallas publicitarias en la primera grada del salón de conciertos o para cargar la arena del picadero en la cubeta de los camiones, será un juego de niños para una Weidemann grande con brazo telescópico. Por supuesto, las Weidemann estarán trabajando también durante la celebración del evento. «En especial la 1880, por su gran maniobrabilidad, estuvo constantemente en movimiento durante el evento. Con sus angostas dimensiones, se adaptaba perfectamente a los pasillos de los establos y así podía transportar heno, paja y estiércol».