El hotel Weißenburg ofrece bienestar

14.06.2018
Foto de grupo de personas ante un hotel

v.l.n.r.: Klaus Hülsken (Anton HülskenGmbH Co. KG), Augustinius Niehoff, August Theodor Niehoff (beide Hotel Weissenburg),Andreas Hoof (Weidemann GmbH).

Desde 2016, una 1160 de Weidemann se encarga de muchas tareas en el hotel y en los terrenos circundantes.

El hotel Weißenburg está en un lugar tranquilo e idílico junto a la ciudad de Billerbeck, en la llanura de Münster. Desde la gran terraza se divisa la ciudad y la catedral, además de la pradera del hotel, con unos 70 ciervos. El hotel ofrece 75 habitaciones, 15 salas de conferencias y un spa. Tiene espacios adecuados para reuniones y celebraciones o para descansar. Desde hace más de 100 años, el hotel pertenece a la familia Niehoff. En 1911, August Niehoff adquirió el lugar para explotar los terrenos y el hotel. Entonces, la actividad principal era la agricultura, pero la empresa de hostelería también se fue desarrollando. A mediados de la década de 1950 mejoraron los medios de transporte y fue cada vez más fácil llegar a este lugar apartado.

Además, el hotel se hizo famoso como centro de conferencias. Entre los clientes habituales se encuentran aseguradoras, empresas, partidos políticos y, durante años, el equipo de fútbol Schalke 04. «Siempre estamos construyendo o reformando», nos cuenta el director August Theodor Niehoff. Cuando acaban las obras en un lugar, empiezan en otro: una sala de conferencias más grande necesita más habitaciones, por lo que hay que ampliar el restaurante, reformar los baños y acondicionar aparcamientos para coches y autobuses.

Weidemann Hoftrac 1160 im Einsatz

Ahora, los Niehoff tienen entre manos una obra: van a construir 25 habitaciones, una sala de reuniones plenarias y tres salas para grupos de trabajo. Las tres salas pueden unirse formando un espacio más grande, por lo que funcionan también como espacio multifuncional.

La Weidemann 1160 también participa en esta reforma. «Sin la Weidemann, esta obra sería un fracaso», nos cuenta August Theodor Niehoff. Contar con una máquina propia es una gran ayuda para el equipo de obras. La Hoftrac es irreemplazable: compacta para entrar en los edificios y potente para mover piezas y soportes de acero. «La hemos metido con la grúa en zanjas y la hemos subido al tejado: en cualquier lugar donde haga falta». Pero la Weidemann no solo trabaja en las obras.

Aunque Weißenburg cambió los últimos cerdos por una moderna sala de ordenadores en la década de 1990, la agricultura sigue en el corazón de la familia. La empresa cuenta con unos 70 ciervos y varias hectáreas de praderas, campos de maíz y bosque. Aquí, la Weidemann es indispensable: se ocupa de los campos de cultivo y de los jardines que rodean el hotel. Con la cuchara, la horquilla para palés y la barredora se ocupa de los trabajos de mantenimiento, de recoger el follaje y de transportar madera; además, en invierno funciona como pala quitanieves. Gracias a los neumáticos para césped, los jardines no sufren daños. «Una Weidemann es perfecta para una empresa como la nuestra. No es demasiado grande ni demasiado pequeña», afirma Theo Niefoff. «Y si necesitamos algo más grande, se lo pedimos al vecino».